Archivos para febrero, 2012

En todas las culturas, la etapa de la niñez es un hito importante para la formación del futuro ciudadano; por ello van marcando de acuerdo a sus concepciones dicha época con eventos que van desde ritualizaciones hasta formatos de crianza.

La educación del niño ha sido una constante para varios estudiosos; como una extensión de la idea anterior y adentrándonos a las ultimas centurias,  ya a fines del siglo XIX la educadora Kate Douglas Wiggin  publica «Children’s Rights”, cuando la mayoría de  niños eran considerados fuerza laboral de bajo costo y su educación un privilegio de ciertas élites. Al iniciarse el siglo XX el tema va cobrando fuerza en áreas pedagógicas, psicológicas y legales.

http://www.fao.org/docrep/004/y3549s/Y3549S11.htm

Estas ideas se verán sistematizadas por la fundadora de  Save the Children y aprobada por la extinta Sociedad de Naciones el 26 de diciembre de 1924, que sería posteriormente el norte de los Derechos del Niño incluidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y de forma específica en la Declaración de los Derechos del Niño de 1959 aprobada por la  Asamblea General de las Naciones Unidas y que dentro de sus 10 principios enmarca el tema educativo como un derecho elemental de los niños y que el estado debe brindar de forma gratuita en lo referente a la educación básica, erradicando cualquier tipo de discriminación u acto que atente contra el menor.

Nuestro continente, caracterizado por ser pluricultural y multiétnico, es un ejemplo del lento avance educativo en áreas rurales, siendo los grandes obstáculos la discriminación, los prejuicios o la negación de una población de distinta cosmovisión. Los habitantes originarios de América del Sur se han visto relegados ante sus propios gobiernos que toman decisiones que los afectara  directamente sin siquiera haber hecho estudios de impacto o consulta previa, al pretender cumplir con sus políticas de masificación de la enseñanza a menores de edad como una carrera para alcanzar, por ejemplo, lo acordado en el año 2000 por los países miembros de las Naciones Unidas con los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015 y para este caso particular en lo referente a educación infantil, en el objetivo 2: Lograr la enseñanza primaria universal, que busca que niños y niñas por igual tengan la capacidad de concluir toda la enseñanza primaria. De inicio es un objetivo loable y de gran trascendencia por su repercusión en un mundo futuro; pero la buena intención al no ser planificada puede tener funestos resultados en la niñez no perteneciente a la cultura de corte occidental, de conceptos y estructura gramatical disímil.

Considerando la etapa de la niñez la época de mayor aprendizaje del ser humano, donde diariamente el menor está asimilando y conceptualizando su ambiente y de acuerdo a algunas investigaciones, el niño inicia la escolaridad con aproximadamente 8,000 palabras comprendidas dependiendo de la estimulación, podríamos decir por ejemplo que  un niño que se desarrolla en un ambiente quechua hablante, aimara, machiguenga o de otro contexto diferente al hispanohablante, incrementará su vocabulario de acuerdo al medio donde crece que le costara mínimo los cinco primeros años de su vida y cuando intenta insertarse al modelo educativo mono cultural, sus ideas pierden validez provocando confusión y resquebrajamiento de la identidad; ilustrando la idea, hasta hace unos años en Perú era común la distribución oficial en todo el territorio de material para el aprendizaje de lecto – escritura, sin considerar las realidades o el idioma, textos guía repartidos en comunidades quechua hablantes con constructos en castellano e imágenes desconocidas para dichas zonas (por ejemplo “yo-yo” o “elefante”)  y la situación se empeoraba si el profesor intentaba implantar de forma rigurosa la pronunciación, la escritura o memorización de las palabras exigiéndole dejar de lado su cultura original.

Ha existido casos en los cuales se ha etiquetado cruelmente con algún tipo problema de aprendizaje a menores quechua hablantes por no haber respondido de acuerdo a las evaluaciones masivas con palabras en castellano e ideas propias de la cultura occidental, que no eran más que una forma descarada de discriminación que hacia el estado con sus propios ciudadanos y con el agravante de afectar a niños en formación. Por años se ha ido convirtiendo en un círculo vicioso que condena a determinadas culturas o etnias y cuyas generaciones para evitar el sufrimiento de la población infantil en varias ocasiones ha optado por dejar de lado su cultura original y adecuarse a la predominante.

Los sistemas educativos habitualmente se imponen desde arriba y su impacto tendrá que ver con el tipo de gobierno de turno, en caso de considerar entre sus políticas de estado la inclusión, es probable hablemos de educación intercultural que todavía está en proceso de hacerse real gracias a varios profesionales comprometidos, pero al estar en etapa muchas veces de piloto, tenemos un hecho indiscutible: no se abastece; como es el del maestro especializado en educación intercultural, que por lo general su trabajo se limitara a los años pre escolares y de primaria, pues el sistema educativo secundario y más aún el superior casi íntegramente en nuestro continente están dictados en idioma castellano o ingles si no es ambos, llevando el caso no solo como un problema por cuestión de idioma sino cultural. La actual globalización que en una arista positiva nos permite conectarnos con el mundo también nos obliga con ciertos parámetros para estar a la par de los avances.

Al ser la educación infantil un derecho reconocido por instancias internacionales,  refrendadas por los estados firmantes y en la mayoría de casos latinoamericanos estos tratados internacionales tienen rango constitucional, debiera implementarse programas con mayor actividad de profesionales conocedores de la realidad de cada lugar  y con la participación de las autoridades y la sociedad civil organizada de la región.

Afortunadamente en los últimos años se intenta no transgredir este derecho a la niñez no perteneciente a la cultura preponderante de un estado, los gobiernos mayormente ya no hacen caso omiso a sus compatriotas y giran el rostro para reconocer no un problema, sino sus propios orígenes como nación y de la participación de una rica cultura y como herederos aquellos niños que comienzan a integrase a la sociedad y que realmente representan el futuro que hoy estamos generando.