Archivos para octubre, 2011

Carl Friedrich Lessing, Heimkehrender Kreuzritter [Returning Crusader], 1835

El mundo es testigo de una serie de movimientos cuya característica común es el descontento con el statu quo que implica desigualdades sociales, mala distribución de riqueza, violación de derechos humanos, corrupción, etc. Como es lógico, nuestro país no podía estar ajeno y también se une al dinamismo mundial; pero la pregunta cae por su peso: ¿recién nos estamos indignando?, ¿necesitamos que nos fijen día y hora para indignarnos?, ¿los últimos acontecimientos desestabilizadores nos hicieron notar que padecemos los mismos males que otras sociedades? Son demasiados cuestionamientos para un breve texto, pero no hace falta contar con instrumentos científicos para notar que ciertas conductas son repetitivas. El universo que describiré específicamente es la “juventud”, actor principal en todas estas revueltas y que alguna parte de esa población de jóvenes peruanos intenta imitar, sin darse el trabajo de contextualizar el conflicto, la idiosincrasia de cada lugar, sus orígenes o sencillamente si la protesta se puede importar.

Momento de cambios

Algunos autores han escrito acerca de los efectos que se produce en los finales de década a nivel mundial, una especie de reacción en cadena de querer hacer lo que no se pudo en diez años y por ello hay una incidencia de hechos históricos que repercuten en un año terminado en nueve; la idea es debatible pero no falta de razón; sabemos que el tiempo es una ficción y no es precisamente lineal, pero nosotros lo necesitamos para orientarnos.

Consecuentemente los  inicios de décadas comienzan con cambios estructurales, que mejor ejemplo sería la denominada por algunos como “Primavera Árabe”, donde «espontáneas» manifestaciones masivas comenzaron hacer frente a gobiernos autoritarios, autócratas, dictaduras o débiles democracias; a veces juventud informada y participativa otras parte de un efecto imitativo, lo cierto es que demostraba al mundo la utilidad de las redes sociales para derrocar lo que sus padres, abuelos o tal vez tatarabuelos no lograron. Ahora ese efecto domino de derrocamientos se llena de suspicacias al tratarse en algunos casos de países ricos en recursos energéticos y el extraño cambio de discurso de los otrora aliados, la historia lo determinará. Lo cierto es que los más mediatizados han sido lo suscitados en Egipto con Mubarak y la guerra civil que ocurre en Libia con un inubicable Gadafi.

Otra muestra de remezón político se nota en la crisis europea y las recetas económicas impuestas que repercuten negativamente en la clase trabajadora, que han desembocado en lo acaecido en Grecia, Portugal y España, este último país famoso por el movimiento “15 Mayo” o de los “indignados”, que entre sus logros esta modificar la agenda de gobierno de Rodríguez Zapatero. Los jóvenes saben que únicamente organizados pueden tener una esperanza y evitar el no muy prometedor futuro.

La huelga - Robert Koehler

En Latino América un día despertamos viendo nuevos rostros del país sureño, pertenecientes al movimiento estudiantil chileno, era como retroceder en el tiempo por la magnitud de las manifestaciones y extraño que sucediese en el Estado considerado «ejemplar de planificación y políticas económicas». Los estudiantes a la vez planteaban su posición para no minimizar el contenido, era notoria su preparación política; el resultado fue hacer público otra faceta de la realidad que  habitualmente negamos, había una crisis latente escondida tras los números. La corriente llevó también la efervescencia popular hacia Estados Unidos; en este mes conocimos al movimiento Ocuppy Wall Street, quienes hacían plantones y eran reprimidos por la fuerza pública al protestar contra los excesos del sistema financiero, desigualdad social y el crecimiento del desempleo en una de las peores crisis que  sufre el país norteamericano.

Pero y por estos lares ¿no pasaba nada?, ¿qué sucedía mientras tanto en nuestro país? El año 2011 para nosotros tuvo la etiqueta de “electoral”, es decir, estábamos más ocupados polarizándonos qué pensando en cuestiones de fondo, solamente aparecían los problemas sociales como munición política y no porque realmente fuese la propuesta de tanto candidato.

La violencia in crecendo, la corrupción normalizada, la política perteneciente al que tiene capacidad adquisitiva sin importar los orígenes del dinero, el caos vehicular, entre innumerables hechos, era el común denominador no considerando las soluciones. El tema era tristemente de interés real solo por parte de los afectados, parientes, muy pocos académicos y alguna reserva moral que no falta, el resto continuaba con sus vidas, cumpliendo a medias sus roles (trabajador, estudiante o lo que sea) en un convenenciero carpe diem, incluso se podría argüir que es una reacción válida porque la vida es corta y preocuparse demasiado no lleva a ningún lado.

Pero entre los indiferentes estaban los actuales indignados de hoy, jóvenes que se enteraron que el 15 de octubre era el “día de estar indignado” y peor aún algunos escandalizados por la falta de actividad de otros sectores. De ese conglomerado de casi adultos, hay algunos que tienen mayor responsabilidad y sus actos son más cuestionables, me refiero a aquellos autodenominados “jóvenes lideres” con solapadas u obvias aspiraciones políticas que generalmente con pobre argumentación ni niegan o afirman lo que quieren, pero sí les gusta azuzar a sus seguidores para hacer marchas inconsecuentes y que generalmente no llevan a nada, salvo minar la energía de su grupo.

Promueven protestas imitando a los jóvenes que lideran las marchas en Egipto, Chile o Estados Unidos, sin tomar en cuenta que no estamos ni en Egipto, Chile o Estados Unidos; lógico la indignación es universal, pero por lo menos delimitemos la nuestra y seamos consecuentes;¿cómo decir que te indigna la pobreza de un día para el otro cuando ayer lo poco que ganaste fue derrochado y no te educaste o cuando año a año mueren sin excepción compatriotas debido a bajas temperaturas?, ¿te indigna acaso la corrupción cada día más escandalosa o el tráfico y maltrato de animales que ocurre frente nuestro? o ¿se puede creer en la protesta al sistema educativo por parte de un estudiante mediocre que todo el día esta quejándose del mundo y de la globalización a través de las redes sociales y peor aun cuando se hace de la vista gorda frente un maestro, que no merece ser llamado como tal, solo porque es su amigo y no calculan el daño que se hace a generaciones venideras?, ¿reflexionas sobre la destrucción del medio ambiente únicamente cuando te subes al coche de “la hora del planeta” y pasados esos sesenta minutos nuevamente gastas irresponsablemente energía?. En los casos anteriores a veces es mejor quedarse callado, no es la solución, pero por lo menos no se sientan tan listos y no engañen a varios.

Si tanto quieren ser participes del cambio, entonces primero sean valientes, acepten y digan: Yo quiero ser presidente, congresista, alcalde o el puesto que sea pagado con nuestro dinero. No es intromisión a sus planes, que cada cual es libre de hacer su destino, la diferencia es que el futuro que vislumbran esos jóvenes “líderes” nos afecta. Una vez con esa información comencemos a fijarnos en su desempeño académico y moral, porque hay personas sin mucha educación que son realmente nobles y también existen estudiantes vanidosos que sacan la mayor nota (estudiosos o los populares “sobones”), pero que no conocen la lealtad y para ellos la justicia es un término negociable. Es sabido que en Estados Unidos se escudriña lo mínimo del curriculum vitae de cualquier candidato, no será un referente absoluto pero por lo menos se tiene mayores líneas de predictibilidad de esa persona.

Por esta razón dudo que la mayoría este “indignado”, solo imitan a  líderes extranjeros porque los ven en pantallas y en portadas y eso es lo que quieren nuestros pseudo-lideres, sus cinco minutos y la admiración momentánea, porque después ellos mismos olvidan la razón del uso de tal o cual camiseta con mensaje, coleccionan carteles de protesta y cuelgan fotos en cuanta red sea posible. Nuevamente, lo que tocan algunos compatriotas, se vuelve “huachafo”.

Mas que líderes, esnobs

Ortega y Gasset nos recuerda la etimología del anglicismo “snob” que era la abreviatura latina “sine nobilitate” o “sin nobleza”, referido a las personas imitadoras por excelencia de opiniones o maneras de quienes consideran de mayor escala social o distinguida e intentan aparentar ser como ellas. Esta definición cabría en mucho de nuestros supuestos líderes juveniles y en algunos casos varios de ellos serían potenciales pacientes de terapia psicológica, por no decir menos, debido a bosquejos de histrionismo, egocentrismo, deformación de la autoestima, distorsión de la figura, entre otras cosas, en lenguaje simple esas conductas se podrían enmarcar en soberbia y vanidad, fácilmente identificables por aquellos que piensan hallar la externalización del liderazgo en la prepotencia , la hipocresía (mal llamada maquiavelismo) y la ausencia de debate reemplazada por inquisición de la intimidad del contendor. Su comportamiento es reforzado en academias de liderazgo, libros de autoayuda y los halagos de un modesto círculo universalmente no representativo, que si no reaccionamos puede crecer. Por eso son cuestionables, porque tarde o temprano lideraran el país y continuaremos en esta espiral de nunca acabar (mi predicción se basa en nuestro congreso). Estos esnobs se indignan ahora solo porque está de moda, mañana o la próxima semana su preocupación se centrará en el titular o héroe del momento.

Basándonos que no existen absolutos, aceptamos que hay personajes de indignación creíble, sin necesidad de tanto aspaviento o teatralización, son constantes en sus acciones y evitan la pose. Personas que inspiran al no haber explotado su protesta como slogan de campaña y que muchas veces somos injustos al no reconocer su trabajo por prestar atención a tanto circo bullicioso del que estamos acostumbrados.