Archivos para junio, 2011

Francesco Hayez

Habían pasado ya cinco lustros desde que muchas páginas quedaron en blanco y el nombre de Borges iniciaba el proceso de inmortalización. Lejos de su patria, Borges expiró en Ginebra y  según algunos testigos del hecho, su final fue sosegado ya  sin la creencia de haber sido infeliz.

Esta especie de persistencia en la memoria colectiva, veinticinco años después, se ha materializado con un  Jorge Luis Borges homenajeado como claro referente de muchos escritores, han escudriñado su pasado e incluso creado un ficticio mundo paralelo, donde se retrocede casi un siglo para entender su obra; libros de física utilizando frases de sus cuentos e  identificando en sus ideas de mediados del siglo XX actuales teorías.

Pero al final cada quien tiene su propia interpretación de Borges, nutrida obviamente por sus trece poemarios, su vasta narrativa e inclusive biografías y análisis psicológicos; de acuerdo a esa información, traducirlo a nuestra experiencia dependerá del contexto, utilizando la sabiduría de un hombre que poco a poco se va distanciando en el tiempo, considerando que nació en 1899, cuando aún no había guerras adjetivadas como “mundiales” y la tecnología avanzaba de forma mas lenta.

El hombre siempre busca rememorar, necesita fechas, poner hitos en el tiempo para tener idea de cuanto va envejeciendo, pero el tiempo no existe y la eternidad es algo que el mismo Borges considero injusta, porque expreso que ya tenia suficiente con lo vivido como mortal, pero ahí nos vemos buscando un pretexto para mencionarlo y reafirmar su genialidad en una época que el desconocía. Olvidar su obra  tal vez sea posible cuando nuestra cultura no deje vestigios de haber existido, solo así podría confirmarse que la memoria también se pierde inexorablemente.

Como admirador de Borges, sería soberbio intentar recomendar algún texto específico (además de imposible selección porque son como piezas de rompecabezas), pero usando el azar regrese a uno de mis poemas favoritos: Two English Poems (1934), capaz el único poema donde la imagen de Borges no es la del erudito con bastón, sino se muestra vulnerable e intenta frenar sus sentimientos (sobre todo en la parte que habla de su bisabuelo, el coronel Suarez) aunque finalmente es vencido y todo dedicado a una misteriosa mujer: Beatriz Bablioni Webster de Bullrich, una alegoría a la mujer que todo hombre conoce.

 

Two English Poems

 

To Beatriz Babiloni Webster de Bullrich

I

The useless dawn finds me in a deserted street-

corner; I have outlived the night.

Nights are proud waves; darkblue topheavy waves

laden with all the hues of deep spoil, laden with

things unlikely and desirable.

Nights have a habit of mysterious gifts and refusals,

of things half given away, half withheld,

of joys with a dark hemisphere. Nights act

that way, I tell you.

The surge, that night, left me the customary shreds

and odd ends: some hated friends to chat

with, music for dreams, and the smoking of

bitter ashes. The things my hungry heart

has no use for.

The big wave brought you.

Words, any words, your laughter; and you so lazily

and incessantly beautiful. We talked and you

have forgotten the words.

The shattering dawn finds me in a deserted street

of my city.

Your profile turned away, the sounds that go to

make your name, the lilt of your laughter:

these are the illustrious toys you have left me.

I turn them over in the dawn, I lose them, I find

them; I tell them to the few stray dogs and

to the few stray stars of the dawn.

Your dark rich life …

I must get at you, somehow; I put away those

illustrious toys you have left me, I want your

hidden look, your real smile — that lonely,

mocking smile your cool mirror knows.

II

What can I hold you with?

I offer you lean streets, desperate sunsets, the

moon of the jagged suburbs.

I offer you the bitterness of a man who has looked

long and long at the lonely moon.

I offer you my ancestors, my dead men, the ghosts

that living men have honoured in bronze:

my father’s father killed in the frontier of

Buenos Aires, two bullets through his lungs,

bearded and dead, wrapped by his soldiers in

the hide of a cow; my mother’s grandfather

–just twentyfour– heading a charge of

three hundred men in Peru, now ghosts on

vanished horses.

I offer you whatever insight my books may hold,

whatever manliness or humour my life.

I offer you the loyalty of a man who has never

been loyal.

I offer you that kernel of myself that I have saved,

somehow –the central heart that deals not

in words, traffics not with dreams, and is

untouched by time, by joy, by adversities.

I offer you the memory of a yellow rose seen at

sunset, years before you were born.

I offer you explanations of yourself, theories about

yourself, authentic and surprising news of

yourself.

I can give you my loneliness, my darkness, the

hunger of my heart; I am trying to bribe you

with uncertainty, with danger, with defeat.

DOS POEMAS INGLESES

A Beatriz Babiloni Webster de Bullrich

I

El inútil amanecer me encuentra en una esquina desierta;

he sobrevivido a la noche.

Las noches son olas orgullosas;

olas pesadas y oscuras, abrumadas con todos los tintes del despojo,

abrumadas con cosas imposibles y deseables.

Las noches tienen un hábito de regalos misteriosos y de rechazos,

de cosas a medio entregar, a medio rehusar,

de joyas con un hemisferio oscuro.

Las noches actúan de esa manera, te lo advierto.

El oleaje, esa noche, me dejó los acostumbrados retazos y cabos sueltos:

algunos odiados amigos para charlar, música para los sueños, y el humear de amargas cenizas.

Cosas que no le sirven a mi corazón hambriento.

La gran ola te trajo.

Palabras, algunas palabras, tu risa; y tú, tan distraída e incesantemente hermosa.

Hablamos y has olvidado las palabras.

El destrozado amanecer me encuentra en una calle desierta de mi ciudad.

Tu figura que se aleja, los sonidos que van a formar tu nombre,

la cadencia de tu risa: estos son los insignes juguetes que me dejaste.

Los pongo de cabeza en la madrugada, los pierdo, los recupero;

se lo cuento a un puñado de perros vagabundos

y a las pocas estrellas extraviadas de la aurora

Tu oscura y espléndida vida…

Debo entrar a ti, de algún modo:

aparto los ilustres juguetes que me dejaste, quiero tu

mirada oculta, tu verdadera sonrisa –

la solitaria irónica sonrisa que solo tu frío espejo conoce.

II
¿con que te puedo retener?

te ofrezco pobres calles, desesperados crepúsculos,

la luna de los desarrapados suburbios.

Te ofrezco la amargura de un hombre que ha mirado largamente la luna solitaria.

Te ofrezco mis ancestros, mis muertos,

los fantasmas que los vivos honraron en mármol:

El padre de mi padre muerto en la frontera de Buenos Aires,

dos balas atravesaron sus pulmones, barbado y muerto,

(Envuelto por los soldados en un cuero de vaca, el abuelo de mi madre –apenas 24- encabezando una carga de trescientos hombres en Perú,

ahora fantasmas en caballos desvanecidos)

Te ofrezco, sea cual fuere, la sapiencia que contengan mis libros, y la hombría y el humor que contenga mi vida.
Te ofrezco la lealtad de un hombre que jamás ha sido leal.

te ofrezco la entraña de mi ser que de algún modo he preservado,

el corazón central que no utiliza palabras, ni trafica con sueños intocado por el tiempo, la alegría, la adversidad.

Te ofrezco la memoria de una rosa amarilla vista al atardecer algunos años antes de que nacieras.

Te ofrezco explicaciones de  ti misma, teorías de ti misma, auténticas y sorprendentes noticias de ti misma.

Te puedo dar mi soledad, mi oscuridad, el hambre de mi corazón;

estoy tratando de sobornarte con la  incertidumbre, con el peligro, con la derrota.

EL ELECTOR DESCARADO

Publicado: 4 junio, 2011 en NOCHE Y DÍA

Faltan horas para el desenlace y la condena de otro lustro lleno de quejas, pullas y arrepentimientos que se encadenará con la subasta de conciencias y la presencia mediática de personajes indeseables; todo ello consecuencia de la paranoia que se implantó en el paisaje, la normalización de la procacidad, el cinismo, la farsa y demás bajezas. Si, como hace varias elecciones a la segunda vuelta le damos una utilidad extra: polarizar a la población y buscar el mal menor.

Pero durante estos meses de campaña política, un actor que suele pasar inadvertido en la comunidad resurgió,  claro sofisticó sus armas pero internamente sigue siendo el mismo miserable de siempre: el elector descarado.

Pero cómo reconocerlo o saber si no somos uno de ellos (porque es tan astuto que disfraza su posición con sofismos, eufemismos o simplemente levanta los hombros), no obstante está más cerca de lo que creemos;  para ello necesitamos pensar en silencio.

En época electoral, el elector descarado es el tipo cuya careta ha resbalado y dejado a la maligna intemperie escasa de oxigeno, un rostro descarnado y horrible, víctima de sus propios actos  que vocifera improperios; se ha mostrado tal cual es, lleno de prejuicios, falsedades y rencores que una lógica infantil pudiese identificar y sin embargo la niega y reniega solo por razones de ego y pensamiento cortoplacista.

Ego, porque cree tener siempre la razón y quien no esté de acuerdo con él, es un idiota causado por su raza, edad, sexo, nivel socio-económico o lo que se le ocurra, ego gigantesco que lo hace sentirse un dios sabelotodo viviendo en un modesto Olimpo de piso de tierra. Es cortoplacista, porque tiene una afición patológica con el tiempo, no alcanza a ser seguidor del Carpe diem, padece de  rememoración distorsionada y no se percata del porvenir. Este elector descarado, que a veces se interesa de la política como pose y maquillaje para parecer atractivo, está  acostumbrado a que otro sea el responsable – culpable de sus desgracias, votando por consigna o por dar la contra y de acuerdo al contexto futuro determinar si llena de diatribas a su anterior candidato y alabar al que fue su contrincante. Es el mismo que se siente inmortal  con una escala de valores coronada con la  “viveza” y dependerá de su egoísmo cuando elige gobernantes, sin considerar las consecuencias que pudiesen afectar a los demás ciudadanos, que los ha reducido a un medio de hacer monedas.

Otra característica obedecerá a su capacidad adquisitiva:

-el que tiene grande intereses económicos: guiado exclusivamente por el dinero, no le importa proyectos país, ecología, mortalidad infantil, derechos fundamentales, etc., porque no le afecta y sueña que  cuando el mundo este por estallar el será un tripulante de la nave espacial que los llevara a otro planeta.

-el clase mediero mediocre: tiene una gran necesidad de pertenencia, rehúye de los “pobres” porque se siente superior y aspira conformar el bando de los “ricos”, no acepta que está en el medio con limitaciones, cree que crecimiento económico es lucir una tarjeta de crédito y pagarse ciertos lujos haciendo esfuerzos gigantescos. Algunos les gusta usar traje y sentirse parte de un despiadado Wall Street del que estadísticamente están negados.

-el que sobrevive: acostumbrado del paternalismo, servilismo y que  podría tener un futuro mejor si supiese priorizar y esforzarse o  en caso extremo tratar que su descendencia salga de esa vorágine de ignorancia y no lo hace para “evitar la fatiga” (ojo, me refiero a quienes tienen la oportunidad, no de aquellos realmente negados a los medios además de vilipendiados).

Hay electores descarados que fungen de académicos, tal vez sean los peores por tener el conocimiento, esos mutan su opinión política en cuestión de segundos, sin dejar de ser lo ya descrito; pasa también con algunos artistas, que debieran componer la parte sensible de la sociedad, señalando detalles que la mayoría pasa inadvertida y por elección los que quisiesen, plasmar el momento real y no rematar su obra o entrar al rebaño que únicamente bala.

Si después de lo leído apareció un rostro o un espejo, reflexionemos e imaginemos un futuro distinto. A modo de despedida de esta etapa, a mis lectores les haría algunas preguntas que más de uno las pensó entre marzo y junio de 2011:

-¿quién creen que fue la figura política más “descarada” o sin dignidad de esta campaña?

-¿quiénes fueron  el artista, el intelectual  y el periodista que perdió el respeto, tal vez por enésima vez?

-¿reconocías la mentira y el oprobio cuando se producía durante estas fechas? Y en caso que sea afirmativo, ¿hiciste algo o callaste (cobardemente o por táctica)?

-¿qué piensas ahora de las encuestas, los medios de prensa y el gobierno de turno?

-¿cuál de los candidatos de la primera vuelta merecería la lapidación moral?

-¿cuándo te afiliaste “obligatoriamente” a uno de los extremos, dejaste que tu apasionamiento te obnubile y aun teniendo pruebas  inmensas que demostraran inmoralidad y delincuencia en tu candidato “de turno”, lo dejaste pasar por alto?

-¿cuáles fueron las palabras más manoseadas durante esta campaña? (por ejemplo: tolerancia, perdón, rencor, polarización, sistema económico, robar, matar, violar, derechos humanos, etc.)

-¿crees que esas sorpresivas alianzas de varios candidatos de la primera vuelta con los actuales postulantes fue un contubernio planificado o fue por “el bien de la democracia”?

Podría hacer muchas más preguntas, pero dentro de poco se iniciara el ritual electoral y debemos encomendarnos de acuerdo a nuestras creencias. Me tomo la libertad de dar un último consejo: mañana no hagas algo de lo que te avergonzarías frente a los cuestionamientos en unos años, cuando tu hijo lea los libros de historia  (a este paso, siempre que el libro sea de editorial independiente).