EL PODER DE LOS ESTULTOS

Publicado: 20 junio, 2020 en NOCHE Y DÍA

Desde hace décadas, muchos de los cargos públicos dejaron de ser un honor pues no representan a lo mejor de la sociedad sino por el contrario son el bosquejo de una serie de taras y de la bajeza nacional, con solo fijarse en el nivel de debate o como se utiliza un cargo público basado en intereses egoístas podemos afirmar que la involución continua, tenemos una costra que ya no puede esconder la descomposición social.

Son raras las excepciones cuando se conoce a un servidor público que realmente sea correcto, muy extraño, lo habitual es encontrar a un ser ensoberbecido con ínfulas mesiánicas, a un pasmarote megalómano que no sabe dónde está parado y es fácilmente corruptible o a un hipócrita populista que se siente inteligente porque tienen una maquinaria para saquear al Estado mientras sonríe para las cámaras. Es lo que tenemos y al parecer no va a cambiar por la anomia en la que convivimos, además que el sistema, defendido por cualquiera que está dentro de él, sea de la tendencia con la que se autodenomine, va reforzándose con los años.

Dangerous Game (XVI) – Bibliothèque Nationale de France

Una persona psicológicamente sana y con conocimiento básico de valores, no puede sentirse cómoda en un cargo que conscientemente sabe que no lo merece, es un ejercicio mental muy simple y por descarte preguntarse si uno cuenta con el conocimiento o experiencia necesaria o por lo menos si fue el más adecuado después de una selección justa; pero si lo anterior ha sido corrompido, pues no tiene sentido buscar pretextos y sentirse orgulloso porque sencillamente no le corresponde y peor aún, configura en una parte de la miseria humana. Mencionaré tres formas que la validez de obtención de un cargo cae en saco roto y lo noble (o utópico) es que esa persona renuncie y se dedique a temas más acordes a su personalidad*:

  1. Si el servidor público logró el puesto por elección popular: Pues que sea sincero consigo mismo, ya que por esta latitud los procesos electorales no son más que un juego de manipulación mediática, un concurso de popularidad originada en el escándalo, campañas en las que ingresa ingentes cantidades de dinero de dudoso origen. La participación de grupos de poder no tiene nada de inocente, ya que buscan a tontos útiles que no entienden lo que es administración pública pero la vanidad les hace creer que eso no es importante, estos monopolios también negocian con charlatanes demagogos que buscan la eternización de la miseria para poder sobrevivir; un postulante debe saber que un cargo no le dará la inteligencia o atractivo que la naturaleza le negó, solo obtendrá un paliativo con fecha de caducidad.
  1. Si se obtuvo como cargo de confianza: A este personaje se le diría que reflexione unas horas, pues si lo invitan, no se  debe a que es un genio incomprendido como reclama, pues el nombramiento llamado sospechosamente “de confianza”, es la forma de como tener a lado a un títere al que sea fácil de manejar, habitualmente estos sujetos tienen como consigna “aprender en el camino”, sin tener en cuenta que su deficiente aprendizaje equivale al atraso de una comunidad además que el costo sale del erario. El cargo de confianza se ha convertido en un eufemismo del nepotismo, de pagar favores o de colocar personajes basado en los apasionamientos primitivos de quien ostenta el poder.
  1. Si se debe a un clásico concurso amañado: Esa jugarreta que pretende dar las credenciales de legalidad a una inmoralidad, nos muestra el desprecio que algunos puedan tener a la justicia, porque crean convocatorias a medida de un postulante especial que no sabe deletrear “meritocracia”. Este tipo de trampa no es más que la sofisticación de los nombramientos por motivos de “confianza”, se ha llegado a ser tan desfachatado que puede inventarse puntajes o requisitos especiales direccionados.

Si la administración de una sociedad cae en manos de estos funestos sujetos que podemos esperar; décadas atrás, con ese espejismo que ha sido el crecimiento económico para algunos y sin desarrollo para todos, permitió que gobernaran en modo de “piloto automático” y si promovían un proyecto era un pretexto para esquilmar al estado, sucedió en todos los distritos, regiones y en el país entero; sin embargo, la incompetencia/corrupción de esas autoridades pasadas no tenía la resonancia debida, porque los casos se aislaban y determinada prensa se encargaba de activar distintos tipos de distractores. Hoy la situación cambia por encontrarnos en una crisis de carácter mundial, los afectados ya no son exclusivamente quienes históricamente han sido relevados al anonimato, ahora, la llamada clase media se ve indefensa y con el tiempo suficiente de fijarse en el craso error del no actuar ciudadano, por no protestar o por permitir indirectamente que un pelele este en un puesto público, a veces es difícil evitarlo por la forma en que se dieron las reglas del juego, siempre colocándonos entre la espada y la pared, el limbo perfecto donde no existe oposición o rezagos de fiscalización.

En el contexto de este desequilibrio en el sector salud, que tarde o temprano acabará por integrase en la habitualidad, el sistema se mantendrá incólume, puesto que leguleyadas y argucias ha permitido que sobreviva por siglos; por lo tanto y momentáneamente, debemos usar los medios del mismo sistema para evitar a tanto pelafustán, negándoles cualquier posibilidad de retorno, mostrando de manera objetiva lo tristemente célebres que son y encasillar a quienes se creen muy listos en un pueblo olvidadizo y pretenden retornarlos de la lapidación moral a la escena pública a cambio de unas monedas.

Para que la sociedad cambie necesitamos ponernos de acuerdo, la sociedad civil organizada necesita resucitar y buscar sus propios líderes, de lo contrario llegaremos al bicentenario como un país que evadió su adultez.

*El ámbito privado no está exento a este fenómeno, pero allí usan otros argumentos para disimular las corruptelas cuando se otorga responsabilidad a quien no esta a la altura (elegido por capricho y no por talento). Este tipo de elección de personal podría ser una de las causas del por qué algunas empresas no crecen como debieran.

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